Te hallaré,
no
importa que la maleza
cubra
tu rastro;
que
en las sombras se esconda
el
más lejano recuerdo
de
tus besos.
Espérame
frente a la hoguera,
en
donde han querido borrar
nuestra
pasión prohibida.
Allí,
donde
los murmullos salen
de
sus recovecos,
para
hurgar en la memoria
de
nuestras cicatrices.
No
dejes que la distancia
carcoma
nuestras risas,
que
escupa su ponzoña
sobre
el recuerdo de nuestros cuerpos
amándose
en la obscuridad.
Iré
por ti,
justo
por esa calle
en
donde nuestros nombres
han
sido lapidados.
Iré
y
les gritaré a todos,
que
el sabor de tu cuerpo desnudo,
aún
vive en mi boca.
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